jueves, 20 de septiembre de 2012

Rendija de luz.


Se va abriendo la puerta que huele a tierra mojada.
Se abre y siento que mi estómago es de colores.
Potente verdor se respira en la escalada
A tu almacén de medias sonrisas y sensaciones.

Con el conjunto de las rimas sigo sufriendo bajo tu yugo
De placeres que me dominan como si fuera deseo prohibido.
Me abro paso en su maleza como viento entre huecos.
Su calor es como mi centro y su sensación es vuelo.
Su olor podría ser corto y cambio entre mis dedos.
Las hojas me hacen llagas por las que sale pudor,
Imaginación y un rico color que se llama sonido.
La suavidad tiene en ti su templo y su ejemplo.
Yo tengo en esto lo que algunos llaman sueño.

A escondidas soy canción que recorre tus adentros.
De manera sencilla te digo que vengas.
No hay más placer que la sinceridad explícita
Ni mayor esplendor que las rendijas de tus círculos.

Basta ya de malabares con los misterios de las mentes.
Esto consiste en abrir los brazos hacia arriba,
Sentir que puedes, que debes, que quieres, que sabes,
Que intuyes, que sonríes por, que mueres por las ganas de volar.

Yo a veces muero por tantas cosas que el “a veces” acaba siendo siempre.
Esta noche muero por una cosa que hace que mi nervio calme.

Que hablen los besos que se expresan mejor.

Sergio Rodríguez.

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