martes, 10 de septiembre de 2013

Nudillos blancos.

Mi locura palpitante estremece la noche.
Furia incontenible, enfermedad acechante.
Hipocondría contenida, lucha inquebrantable.

Delirios fulminantes, anti-sistema.
Futuro incierto, inabarcable América latina.
Culturas inquietas, compañeras,
Patria o muerte a sangre fría.
Amante de bravura.
Destrozo el bolígrafo, el alma.
Cada pedazo unido es voluntad de unidad moderna.
Solidaridad intelectual masiva, como tus ansias de victoria.

Hombres de frente, inevitables conflictos.
Las mujeres hicieron de su ideal una realidad sin tapujos.
Orgullo militante de cemento, turista en el campo,
Amante de ambos. Libros se me clavan al rojo vivo,
Como gritos de desahuciados al unísono.

Caiga el gobierno y sus hienas.
Mi brazo no tuerce aunque le estallen las venas,
La furia del artista no entiende de públicos
Hago cadáveres mentales de los cínicos de turno.
Un tiro a las cabezas con ausencia de ideas.
La belleza humana escapa de los ojos con vendas.

Soy de los últimos despojos del siglo veinte.
Conciencia de mundo, mirada sin horizonte.
Ni un paso atrás en el camino bolchevique.
Recuerdos, imágenes,  vivo en el declive
Y sobrevivo por mi droga que es el arte.

Sergio Rodríguez.