sábado, 19 de marzo de 2016

Mordido.

Tengo que hacer parada en la posada de esta noche.
Tengo las raíces llenas de miseria a flor de piel.
Me pregunto si el destino dejará correr a mi corcel.
Hoy se derrumbó la muralla, es duro el tembleque
de la mente cuando no sabe a qué aferrarse.

Me duele en el alma ver cómo me deshojo
sin que nadie me vea, el techo sigue frío
porque mi aliento ha decidido volverse ridículo.
Dónde estás calor, dónde está tu olor sedoso
que vulcaniza mis pasos; los rayos del Sol
que calientan mi ser evadiendo este desastre
que no para de golpearme, una y otra vez
como si no hubiera tenido bastante
con miles de peleas entre gigantes.

Esta noche no hay guitarra que calme mi pesar,
Solo un áspero llanto, bailando macarra
Sobre los antes áridos paisajes de espina.
Con qué brazo puedo aguantar esta carga
Más pesada que una victoriosa derrota.
Un llanto que me echa en cara su ausencia.
No hay descanso en esta vida frenética,
donde cada nueva noticia puede destrozar la cabeza
a cualquier persona sensible, nos enseñan indiferencia
Para que podamos sobrevivir a esta locura.

Solo necesito algo de calma.

Sergio Rodríguez.