martes, 8 de julio de 2014

Ahora sí.

Estoy en una fase en la que mi credo no está claro.
Las decisiones se suceden como notas de piano.
Mi sombra en el suelo es mi testigo histórico.
Ensanchando el alma, a mí los rayos de sol.

Impregnado del roce del bello toque del sastre,
De la bella sensación de luchar por ser libre.
Me desmarco de lo normal excitándome,
Buscando mi hueco, como siempre.

Siéntate en la cama y valora.
Púdrete en la miseria de la vida.
Quémate aniquilando el sistema.
Pero sangra por lo que importa,
Porque triunfe tu multiplicidad,
Porque sobrevivas a la verdad
Y alces los brazos vomitando pasión y talento,
En clandestinidad.

Saliendo a la jungla, filtrándome la mente.
Purificándome entre las personas,
Sin que se den cuenta.
Ojos oscuros, mente oscura, mordedura brillante,
Viajes pasados, fotos pasadas, creciendo deprisa,
Sin que se den cuenta.
Multiplico conciencias antes que panes y peces.

No quiero voces roncas, ni ojeras,
Ni latas vacías, ni zapatillas sueltas.
El caos dentro y mi orden fuera.
Quiero estanterías con libros,
Estabilidad inestable, carcajadas,
Un legado y una estrategia.
He visto demasiado, pero no tanto.
He visto estragos que no vienen conmigo.

Marco mi diferencia, cosa de ideas claras.

Sergio Rodríguez. 

domingo, 6 de julio de 2014

Palpitaciones.

Vuelvo, como un clásico, con mi rima de cloaca,
Con la sangre de mis muertos nutriéndome la escarcha.
Poesía digna de un suburbio, de miradas de odio.
Puños en alto, vamos, ejercitemos el músculo.

Podemos mirar hacia la orilla, evadirnos de la muerte,
O podemos volvernos hacia la ciudad.
Podemos incendiarla, consumirla en llamas.
Podemos hacer política utilizando “evidentes”.

Quiero que las calles rujan por su historia.
Quiero que mi patria aniquile a sus ladrones.
Quiero que la ciudadanía sienta su poder.
Quiero que corra la sangre en cada plaza.

Una lucha diaria, un esfuerzo constante.
Una bomba en cada maldito escaparate,
Rescatar de la humanidad el alma máter.
Es el momento de que la ira brote.

Es el momento de sacar los martillos.
Hay que destrozar y crear, destrozar y crear.
Me queman los dedos imaginando.
Cierro los puños con su mierda de caridad.

Es momento de sacar las hoces.
Que el campo grite, que la tierra se rebele
Contra sus amos, se acabó pagar sus heces.
Vamos a segar las vidas de los explotadores. 

Sergio Rodríguez.