lunes, 3 de marzo de 2014

Hora muerta.

Jugándome la mañana en silencio.
Renegando de tu cielo por minutos,
estabilizando lo verde y marrón de mi, perro.
Sigue habiendo escarcha en esta canción

Un foráneo de tu casa, una clave que se estanca.
Una isla, península, anclada en mi memoria.
Clavados tus puños en el aire en la mirada.
No sangro como ayer, el ritmo sabe a cerveza fría.
Tu cama sabe a diosas, me deshice en ella,
maldita sea.
Me he deshecho el pulso y ni te enteras.
He cambiado mil veces el mundo,
y tú sigues masacrada.
Inestable no es tu vida, es mi pasado errático.
Cuestión de perspectiva, más allá del ombligo.

Las marcas de guerras con una sonrisa macabra,
rota entre cristales nuevos, rota mi calma. 
Una lanza directa a tu garganta, que te rompa en dos
que pueda ser yo arquitecto de tu belleza.
No voy a pagar impuestos por las letras derramadas.
No voy a pasar sin esa droga, ni un paso atrás en esta senda.
Págame la espera en noches, deshazme y ya está.

Sergio Rodríguez.