domingo, 8 de marzo de 2015

Mi placer en el silencio.

Me salen pasarelas de los dedos,
de un brazo salen palabras y tinta,
del otro circulan altivas modelos.
Agarro a mi ébano y me lleno de magia. 

Parece que me interesa poco más
que un pequeño bosque lunar.
La mezcla de azules encoge mis ramas,
como una guitarra tocada por manos queridas. 
Sin embargo soy esclavo de las esencias
que se proyectan por ojos y labios,
que queman deprisa y alivian despacio.
¿Te gusta el café cortado y las flores bonitas?
A mí me gusta manejar el tiempo a mi antojo,
donde los cafés y las flores puedan dejar huellas.
Porque qué es la vida sin fotografías en la cabeza,
sin poesía, sin los versos del aire manchados,
sin los besos esporádicos imaginados eternos,
sin respirar los vientos amigos de las tierras.

Mi ópera sonando cada vez más fuerte,
despertando los laberintos cambiantes
de mi primavera mente, quizá interesantes,
porque las paredes están llenas de arte
para que la que se pierda emprenda un viaje
por una ciudad llena de detalles.
Aquellos que son asesinos de rutinas, sacerdotes
de las almas atraídas por sucesión de traspiés,
que buscan el granito que se rompe,
la madera que no arde, y después,
los escandalosos versos de los amantes.
En mis caminos no existen las leyes
por eso hay poemas bandoleros que te tocan la sien
y sonriendo te dicen: léeme y siente. 


Sergio Rodríguez.


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