miércoles, 10 de octubre de 2012

En guardia.


Me senté en un Septiembre a mirar cómo llegaba un Abril.
Ahora me tumbo y escribo versos en tapas de barril
Con un poquito de ajetreo que tus besos me hacen sentir.
No puedo hacer caso de esa voz que me impide ir.

Alcanzado estoy, sabiendo el por qué, en el corazón
Por la marcha triunfal que me ofrecen esos pasitos.
Se puede causar mucho ruido intercambiando silencio.
Quiero que sepa que puedo crear terremotos
Con solo verla temblándome hasta el techo de los labios.

Hasta el mismo techo del mundo me llegan los pies.
No creo en deidades que me impidan paralizarme
De placer; Yo creo en lo que hay dentro de los hombres.
Mi jardín se quemó y con un par de versos se hizo fuerte.
Como ese cariz que tiene tan verde, ¡Que con suerte me agarre!
¡Y no me suelte!, ¡Y me lleve a ver este presente!, ¡No quiera que descuide!,                
¡No quiera que por este manantial pasen sombras que escuecen!,
¡No pueda pararme nadie!, ¡No pueda arraigarnos nadie!

Y así fue como se fueron tejiendo su comienzo, y surgieron las flores.
“¡Qué especiales!”, decían. “Como sus esencias, ¡Si son animales!”.
Qué esperáis los que a vuestras fuentes no acudís, pero nosotros sí.
Nada que abandonar y mucho que conquistar, ¡Como Cervantes!
Sombras de locura son hechos colaterales de las sublimes artes.
¿Algún día un molino hecho gigante nos podrá abatir?
Está casi listo este hidalgo dispuesto, por vos, a morir.

Sergio Rodríguez.

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