jueves, 1 de febrero de 2018

El que viajó aún tiene historias que contar


Largo camino he recorrido

Desde que se pudrió aquel olivo.

Qué iba a hacer con el huerto seco,

Pregunté, repensar como un descosío.



Ahora vuelvo a estar preso

Del frío rebelde, moldeador nato.

Una nueva vida en mi mano.

Mezcla de esperanza y ocaso,

Mezcla de suave rock y tango.

Ahora la noche ya no tiene color,

Pero aquí estoy yo, diestro pintor,

Inventor de ambientes helénicos.

Es necesario seguir al Sol,

Que clama rojo como un demonio

Encendiéndome la sangre, buscando

Mi libreta, recordando conmigo

Que mi tronco es un fuerte pino

Que de versos alimenta su verdor.



Me alegra perderme en las calles.

Solo en presencia, rodeado de realidades,

Sediento de historias de clase.

Me gusta inventar pero veo esta masacre

Y loco el que quede impasible.



No cambio el cemento y el ladrillo por nada.

La noche solo es escueta si no se sabe observar.

Cuántos cosmos echados al viento, cuánta ansiedad.

Cuánta belleza puede haber en una grieta.



Este frio rebelde que me rebela el mirar.

Encoge el cuerpo pero enciende el vendaval.

Un manto, para otros, que aplasta vida.

Para mí fuente de la eterna poesía,

Fuente de una sonrisa jamás vista.

Encantado de viajar en el galeón de mi historia.

Volver atrás para después avanzar.

Esta realidad exige tácticas de guerrilla.

Un bolígrafo con mirilla y para qué más.


Sergio Rodríguez.

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