Largo
camino he recorrido
Desde
que se pudrió aquel olivo.
Qué
iba a hacer con el huerto seco,
Pregunté,
repensar como un descosío.
Ahora
vuelvo a estar preso
Del
frío rebelde, moldeador nato.
Una
nueva vida en mi mano.
Mezcla
de esperanza y ocaso,
Mezcla
de suave rock y tango.
Ahora
la noche ya no tiene color,
Pero
aquí estoy yo, diestro pintor,
Inventor
de ambientes helénicos.
Es
necesario seguir al Sol,
Que
clama rojo como un demonio
Encendiéndome
la sangre, buscando
Mi
libreta, recordando conmigo
Que
mi tronco es un fuerte pino
Que
de versos alimenta su verdor.
Me
alegra perderme en las calles.
Solo
en presencia, rodeado de realidades,
Sediento
de historias de clase.
Me
gusta inventar pero veo esta masacre
Y
loco el que quede impasible.
No
cambio el cemento y el ladrillo por nada.
La
noche solo es escueta si no se sabe observar.
Cuántos
cosmos echados al viento, cuánta ansiedad.
Cuánta
belleza puede haber en una grieta.
Este
frio rebelde que me rebela el mirar.
Encoge
el cuerpo pero enciende el vendaval.
Un
manto, para otros, que aplasta vida.
Para
mí fuente de la eterna poesía,
Fuente
de una sonrisa jamás vista.
Encantado
de viajar en el galeón de mi historia.
Volver
atrás para después avanzar.
Esta
realidad exige tácticas de guerrilla.
Un
bolígrafo con mirilla y para qué más.
Sergio Rodríguez.
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