sábado, 22 de febrero de 2014

El vacío.

Poniéndole raíles a la tierra para verte;
Echándole chispas a mi vida que ya arde.
No puedo creer que las venas me raje,
Que los barcos asalte, por mi red,
Por mi sustento, que es del presente, la miel.

Le hago una oda a mis delirios, son multitud.
Si hay amor y desamor con que te quedas tú.
Para mi sigue habiendo verdad, aún quedas tú.
Una noche en soledad, pero aún me quedas tú.

Un bandolero sin planes, una pistola cargada
De desmanes. En sus manos una reina muerta,
Un sueño, una hoguera para quemar desgracias,
Para quemar los recuerdos de sus damas,
De las musas que le agrietan el alma.
Escribiente y bebido de las penas, de las praderas.
Suda tinta y creedme que no es capaz de soportar la espera.
En su corazón lo viejo y lo nuevo, en su cabeza suena la madera.

Quién es, soy yo, la madera son mis cimientos.
Que me crujen si te veo, si los utilizo.
Si me cargo el odio en los brazos
Me desintoxico de tu veneno.
Me enciendo por las mechas,
Por la duda de la existencia.
Pensamientos, porque las acciones me salen caras.


Sergio Rodríguez.

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