lunes, 1 de julio de 2013

Necesidad

Camino de vuelta al centro de la tierra, donde yo lo quiera.
Despedidas a mi espalda, rota como mi alma si fuera enjaulada.
Hoy el talento sangra por cada inspiración perdida.
Voy a tatuarme en las manos el aislamiento de aquel poeta
Que escribía mirando al cielo en su terraza, con la fresca.

Arena, noche, olas, aire, silencio, mar, salitre, surcando latidos.
Quietud, hormigón, ladrillo, suciedad, luna, componiendo futuros.
La pasión del cara a cara renueva la vida y rugen los ojos llorosos.
El tacto de la belleza escrita, la muerte de un corazón entre susurros.
Eso es aquello por lo que lucho, por un mundo yermo de muros.
Por corazones borrachos de poesía y solidaridad entre los muchos,
Que no son nadie pero lo son todo, como besos entre edificios.
Como el amor a sangre fría, de esa que nos derrite como niños.

Me muero por la boca si de mirar me quedo ciego.
La vergüenza que te brota de una comisura del labio.
Tú pincel y yo lápiz, pintemos la revolución a letra y color.
Vengo a clamar al suelo por la explosión de mi cuerpo.
Ya no lo quiero, ni quiero sus límites, quiero volar como siempre
Con un poquito de incomprensión que puede saber bien.


¡Mañana yo un pequeño espigón en el mar del mundo!

Sergio Rodríguez

No hay comentarios:

Publicar un comentario